Se me fue la musa. Todo porque me enamoré del policía local de mi barrio. Me gustaba tanto su sensibilidad, su libretita rosa de las multas. Mi familia se escandalizaba: Pero bueno! Una mujer casada como tú! Con hija y marido! Pero yo no podía oponer resistencia, me sentía irresistiblemente atraída hacia su pito, hacia su silbato de guardia urbano y mi corazón ardía de pasión. En el trabajo también fue un escándalo, la vampiresa pasé a llamarme y empecé a vestir ropa con estampados de leopardo, ajustada, muuuuuuuuuy ajustada. Yo me quería poner el mundo por montera y lucía mi cuerpo de esta guisa pero mi musa empezó a no comprenderme, a rehuirme. Todo lo que escribía eran lugares comunes, cartón piedra y lloraba desesperada. Mi aspecto se volvía cada vez más grotesco, más alejado de lo común y empecé la primavera con medias de rejilla. Compré el carmín más rouge que encontré en el chino y pinté mis labios finos. Ahora vivo atormentada, mi poli me abandonó con mi musa, dijo que le espantaba mi vestuario. Imploré el perdón de mi familia, pero solo obtuve burlas y risotadas. Así que decidí subirme a los árboles como Cósimo Piovasco di Rondo y no me pienso bajar. Escribiré desde hoy historias planas, mi estilo se tornará naif y sin musa ni nada viviré feliz sentada a horcajadas en las ramas de un cedro libanés. Quizá me venza algún anochecer de primavera y el color azul oscuro que precede al negro de la noche haga que caiga en la nostalgia y te eche de menos, musa, pero sólo será un instante, el necesario para tomar impulso y saltar hacia adelante a lo Tarzán con mis chinelas de plata.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No es cierto, te queremos igual, lo único que debes avisar cuando pases por un árbol cercano a casa y te daremos de comer :-) Un beset.
ResponderEliminarPodrian ser unos calçots con salsa romescu?
ResponderEliminarPuede ser y además tendré vino Pitágoras para mi hermanita. Un besett.
ResponderEliminar